Un triángulo geométrico es, sobriamente considerado, una pieza de plástico bastante barata producida miles de veces. Sin embargo, si se mira más de cerca, uno se da cuenta: hay innumerables detalles que demuestran que es muy sofisticada y, por tanto, extremadamente útil. Por ejemplo, las pequeñas protuberancias de la parte inferior lo mantienen ligeramente alejado del papel. Esto significa que los trazos no se emborronan cuando se retira el triángulo después de haber trazado sobre él una línea con tinta. Las líneas impresas a intervalos de cinco milímetros de la hipotenusa facilitan el trazado de paralelas. Las escalas de grados opuestos facilitan la determinación del ángulo. Y gracias a la punta perforada para compases, las longitudes también pueden ajustarse sin esfuerzo en el compás sin que nada resbale.